Uno de los viñedos, tan maravilloso como vertiginoso, pertenece a la Bodega Régoa y de él salen las uvas con las que se ha elaborado el maravillosa Iria 2008, un vino muy especial que está a punto de ver la luz.
Que la calidad de los vinos de la Ribeira Sacra gallega es altísima ya está en boca de todos, expertos y aficionados. Que la belleza de sus paisajes, sus escarpados viñedos, sus ríos y los rincones secretos son el destino más deseado para los amantes del enoturismo, también.
BODEGAS RÉGOA, UN SUEÑO EN LA RIBEIRA SACRA HECHO REALIDAD
José María Prieto creció yendo a la vendimia de sus abuelos en la Ribeira Sacra, pasión que no olvidó y que hace casi treinta años pudo retomar fundando Régoa.
El mayor activo de la bodega es un fantástico viñedo de 11 hectáreas, quizá el mejor de la zona, donde crecen viñas viejas de mencía, brancellao, caíño y sousón.
La orientación sur, una inclinación del 80%, la plantación en terrazas y las vistas al Sil son una maravilla para los sentidos, una visita totalmente recomendada.
Desde el inicio en Régoa lo tuvieron claro, ese viñedo reunía todas las características favorables para elaborar vinos de altísima calidad, con una gran capacidad de crianza en madera y larga guarda. Se definió así, casi sin querer, la futura línea de trabajo y la filosofía de la bodega.
En la actualidad, la bodega cuenta con 5 referencias de vino con una imagen recién renovada. En su mayoría están elaborados a partir de la variedad Mencía, con distintas crianzas en barricas de madera de roble y botella, que confirman la gran capacidad de guarda de la variedad en esta zona.
El máximo exponente de esta filosofía de elaboración es el nuevo Iria 2008, un vino que sale al mercado con 11 años de crianza
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